El tenista surgido del Club Italiano de Escobar obtuvo su octavo Future en dobles y el segundo puesto en singles. Ahora está en Resistencia y la semana que viene competirá en Misiones.
En plena etapa de torneos Futures en nuestro país, el tenista Juan Ignacio Galarza (21) aprovecha para seguir afianzándose y sumar puntos en el ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP).
Durante la última semana se jugó la Copa “Ciudad de Vicente López” y el escobarense tuvo un gran desempeño, llegando a dos finales. En singles perdió en el partido decisivo el domingo ante su compatriota Hernán Casanova, quien lo superó con claridad por 6-3 y 6-1.
Anteriormente “Juani” dejó en el camino a Juan Manuel Matute en primera ronda, ganándole 7-5 y 6-2, después superó en octavos a Juan Pablo Paz (preclasificado cuarto) también en dos sets: 7-5 y 6-4, y en cuartos de final a Gabriel Hidalgo: 6-2 y 6-4.
La semifinal fue el partido más difícil de los que ganó: 6-4, 4-6 y 6-4 fue el resultado ante Patricio Heras (preclasificado quinto), en un match televisado en vivo por la señal de cable TyC Sports.
En dobles, en tanto, formó dupla con el argentino Andrea Collarini, de gran futuro en el circuito. Juntos fueron superando a Facundo Juárez –Gonzalo Tur (6-2, 5-7 y 10-2), después a Galo Barrezueta–Patricio Heras (contundente 6-0 y 6-0), en semis a Juan Ameal–Martín Cuevas (6-4 y 6-3) y en la final a Oscar Gutiérrez y Gabriel Hidalgo, que no se presentaron y dieron walkover.
Así, Collarini y Galarza festejaron un nuevo título de dobles en un torneo Future, es el octavo para el tenista surgido en Italiano de Escobar en esta modalidad. Además lleva dos títulos en individuales.
Con los puntos que sumó tras las dos finales en Vicente López, Galarza se encuentra en el puesto 530º del ranking ATP de singles y en el 423º de dobles, en franco ascenso. Esta semana seguirá la competencia: actualmente se encuentra en Resistencia, Chaco, para el Future número 9 y la semana del 24 al 30 llegará el turno del torneo de Misiones, ambos en polvo de ladrillo.
Por Javier Rubinstein