El reconocido fundidor artístico fue el encargado de bañar en bronce el imponente monumento de la revolucionaria independentista boliviana, inaugurado por Cristina Fernández y Evo Morales en la Casa Rosada.
El garinense Julio Cipollone (42) sigue dando que hablar. Ahora, tuvo el honor de fundir la imponente escultura de Juana Azurduy que fue inaugurada a toda orquesta este miércoles en el jardín de la Casa Rosada por la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner junto a su par de Bolivia, Evo Morales.
A dos años del aplaudido monumento a Sui Generis y con un sinfín de grandes obras en su haber, la majestuosa estatua de bronce de la heroína boliviana marcó un nuevo mojón en la historia laboral de este laborioso fundidor artístico, como le gusta que lo rotulen. “Es como que día a día uno se va superando y hay cosas que te van marcando y uno va tomando conciencia de la dimensión que tienen. Y Juana es una de esas”, expresó Cipollone horas después del estreno.
“Hubo miles de problemas, trabas y montones de cosas en el proceso, pero finalmente se logró. Así que estoy contento por quedar en una parte de la historia de la República Argentina, porque pasarán generaciones y calculo que la estatua estará ahí y uno pudo ser parte de eso”, agregó a El Día de Escobar en un alto del trabajo en el Taller de Arte “Donatello”, en Ingeniero Maschwitz.
La escultura de la generala del Ejército Argentino, emplazada en el parque contiguo a la Casa Rosada en lugar de la ya desterrada efigie de Cristóbal Colón, que daba nombre a ese espacio público, fue donada por el Estado Plurinacional de Bolivia y presenta medidas realmente imponentes: 16 metros de alto y un peso de 25 toneladas.
Al respecto, el garinense no dudó en afirmar que fue la obra de “mayor envergadura” de la que participó “como dueño de taller”. “Hace años, cuando trabajaba para otra fundición, me tocó hacer una muy grande en homenaje al pueblo puntano. Pero ahí participé como colaborador y en esta ya me tocó como el encargado, y de sentirlo y vivirlo como un hijo prácticamente”, señaló quien, paradójicamente, está a punto de ser padre por primera vez.
En este caso, la gestación de Juana Azurduy duró mucho más de nueve meses. “El proceso lleva no menos de dos o tres semanas por pieza. Desde que empezamos con el proyecto habremos tardado más o menos tres años en hacerla. Un año y medio desde que se dio a conocer masivamente, cuando se creó la polémica -por el “destierro” de Colón, después de 90 años-, pero nosotros siempre estuvimos ajenos a eso, porque son decisiones ajenas. Nos encargamos de hacer estatuas y fundirlas”, subrayó Cipollone sobre la obra del artista Andrés Zerneri, en la cual trabajaron cerca de 45 personas.
Así las cosas, y a metros de la Casa Rosada, un garinense dejó una huella imborrable. Julio Cipollone dio vida a la escultura de una guerrillera de la Independencia, pero también escribió una nueva página de la historia escobarense. Y eso no hay bronce que lo pague.
Curriculum vitae
Una escultura de Evita -de 3,40 metros- inaugurada por el gobernador Daniel Scioli en Los Toldos y otra del padre Mario -cura sanador ya fallecido- instalada en su iglesia de González Catán, figuran entre las obras más destacadas de Cipollone, pero su excelsa labor no termina allí.
“También fundí el Belgrano que está en la plaza de Garín, el monumento a los caídos en Malvinas que está en la entrada de Escobar, el Molina Campos del ingreso a El Cazador y un granadero que está al comienzo del Paseo Victorica, en Tigre, entre otros”, asegura el artista garinense del bronce, quien además es un ferviente hincha de Boca, lo cual llevó a crear hace tres años la filial que el club de la ribera tiene en esa ciudad.
Actualmente, se encuentra trabajando junto a sus socios y empleados del taller “Donatello” en dos monumentos nada menores: un Juan Domingo Perón para el Gobierno de la Ciudad y un Ángel Labruna para River Plate.
Por Damián Fernández