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Estefanía Biosa tenía 21 años y vivía en el barrio Stone. La autopsia reveló que intentó defenderse de su agresor.
El brutal crimen de la joven hallada este martes a la mañana en un descampado de Loma Verde junto al cuerpo con vida de su bebé de siete meses comienza a resolverse. La autopsia reveló que Pamela Estefanía Biosa (21) fue asesinada a golpes y que intentó defenderse, informaron fuentes de la investigación.
Los forenses determinaron que el deceso que conmocionó a la opinión pública fue provocado por una serie de traumatismos en el cráneo producidos con algún objeto contundente, alrededor de la 1 de la madrugada. Además, encontraron en el cadáver de la joven varios signos de autodefensa, entre ellos mechones de pelos en las manos y marcas de lucha en la escena del crimen, según expresaron.
Del estudio científico también surgió que Biosa, que vivía en el barrio Stone y trabajaba como empleada doméstica en la localidad de Los Cardales, presentaba tierra y pasto en la boca, lo que estiman que habrían sido colocados para callarla y no alertar al vecindario.
En relación sobre la hipótesis del crimen, los investigadores descartaron el móvil del robo ya que “todas las pertenencias estaban junto a la víctima, incluso su celular. No le falta nada, había dinero en la mochila, documentos, todo”, explicó el jefe policial de la Departamental Zárate-Campana de la Policía Bonaerense, comisario Mayor Carlos Álvarez.
Es por esto que la fiscal del caso, Irene Molinari, trabaja sobre las pistas de un posible crimen pasional. El marido de la mujer –estarían en plena separación- ya fue interrogado y sometido a un estudio de ADN para cotejar ese resultado con los datos genéticos de los cabellos encontrados en las manos de Biosa.
El hombre presentó una coartada muy firme al afirmar que a esa hora estaba trabajando de seguridad en una empresa. Asimismo, también fue citado a declarar un supuesto “amigovio” de Pamela Biosa, con quien se habría visto la fatídica noche.
Del horror al milagro
El bebé de tan sólo siete meses que fue encontrado junto a su madre –algunas versiones dicen que sobre su pecho, mientras que otras dicen que estaba a su lado, en una butaca- diez horas después del crimen por un cartonero que lo escuchó llorar, continúa internado en el hospital Erill y evoluciona favorablemente. Hasta el momento, sólo fueron a visitarlo la abuela y un tío materno, el padre aún no apareció.
El jefe de pediatría del nosocomio, Gustavo Navarro, informó a la prensa que el varoncito “está en estado óptimo de salud” y “en condiciones de recibir el alta”, aunque no podrá otorgársela hasta que la Dirección de la Niñez de la Municipalidad de Escobar no lo habilite, ya que el niño está a su cargo por orden judicial.
El vocero aclaró que el bebé sólo presenta “un pequeño catarro en vías aéreas superiores, un resfrío, pero ha estado sin fiebre”. Finalmente contó que es un bebé “muy sociable” y que pasa “de brazo en brazo sin llorar”.
Por Damián Fernández
