La seguidilla de ataques vandálicos contra monumentos públicos emblemáticos del barrio empieza a preocupar seriamente a los vecinos de El Cazador, quienes ven cómo mes a mes los desaprensivos de siempre van haciendo de las suyas sin que nadie les ponga un freno ni repare los daños que causan.
En la rotonda de entrada al coqueto barrio escobarense, la estatua del gaucho a caballo en homenaje a Florencio Molina Campos ya sufrió varios embates. En uno de los últimos le arrancaron la cola al equino y se llevaron al perro que lo escoltaba. “Si esto sigue así, en cualquier momento vamos a encontrarnos con el basamento vacío”, expresó a EL DIA DE Escobar Adrián, uno de los tantos cazadorenses indignados por la situación.
Pero ese no es el único caso. A unos cien metros de ese espacio verde, en la plaza Japón, la gigante piedra traída de suelo nipón se encuentra pintada y escrita con aerosoles, sobre una base también dañada ex profeso.
Ante este panorama, desde el Centro Urbanístico de El Cazador presentaron una nota en el Municipio solicitando la reparación y protección de ambos monumentos.
“El descuido y abandono de estas obras deteriora el espíritu de vecindad y pertenencia que como sociedad tenemos que preservar y transmitir a nuestros jóvenes”, afirma la nota firmada por el presidente de la entidad vecinal, Víctor Lessler.
El reclamo de los vecinos fue remitido a la Secretaría de Proyección Institucional, a cargo del candidato a concejal oficialista Germán Maldonado. En sus manos queda entonces la posibilidad de dar una respuesta y evitar que El Cazador repita la experiencia de Parque Belén, donde dos de las tres esculturas de la calle Pellegrini fueron rotas poco a poco hasta desaparecer y nunca ser repuestas.