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El Estadio Armenia, creado en 1992, se vestirá de fiesta este sábado para el cincuentenario de la institución.
Lejos de sus mejores momentos, pero consolidado en la tercera división del fútbol argentino y con la ilusión siempre latente de volver a ser protagonista, Deportivo Armenio festejará este sábado 3 medio siglo de vida, en una jornada que seguramente será inolvidable. Además, se enfrentará contra Villa Dálmine de Campana, uno de los animadores de la B Metropolitana y una suerte de nuevo clásico zonal.
Les parecerá increíble a los primeros socios de la institución que hayan pasado ya cinco décadas desde aquel 2 de noviembre de 1962 en que Jorge Margossian y Juan Cambachian decidieron fundar el Club Armenio de Fútbol, que seis años más tarde sería rebautizado como Deportivo Armenio y afiliado a la AFA.
En 1972, dirigido por el legendario ex arquero Amadeo Carrizo y con un plantel desprovisto de apellidos terminados en “ian”, Armenio ascendió a Primera C. Tardó cuatro años en escalar otro peldaño y se acomodó en la B. En esa época, el talentoso José Ubeda empezaba a transformarse poco menos que en una deidad para la hinchada. “Chiqui” fue también una pieza determinante en la increíble campaña 1986/87: Armenio se adjudicó el primer Nacional B registrando un récord de 38 partidos invicto. Su técnico era el ex arquero del club Alberto Parsechián.
Durante la primera de sus dos temporadas en la A, el equipo de la colectividad se dio el gusto de vencer a Boca en la Bombonera, con aquel gol de Silvano Maciel que signó la despedida de Hugo Gatti, y de superar 3-2 a River en el Monumental, don tres tantos de Raúl Wensel, tras estar 0-2 abajo. Resultados que hicieron historia y quedaron grabados para siempre en la retina de sus hinchas.
Toda esta historia sucedió sin que Armenio tuviera cancha propia. Hasta que en 1992 construyó e inauguró su estadio en Ingeniero Maschwitz, donde este sábado festejará a lo grande, desde las 13. Habrá una caravana de hinchas, un agasajo a los artífices del célebre ascenso a la A, música y juegos para los más chicos. Y después sí, a partir de las 16, el partido con Dálmine, con la expectativa de terminar con una sonrisa una tarde dedicada a revivir los mejores recuerdos y alimentar la pasión por el tricolor.
