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SR. DIRECTOR:
Ante todo, quiero saludar y felicitar a Ciro y su equipo por este medio de expresión. En todo el año me he expresado con total libertad aquí, sin que mis pequeños comentarios sean cercenados y eso vale mucho. ¡Gracias de onda chicos!
Por mi parte, termino el año desafiliado de todos los gremios que no me representaron y también sin ningún cariño en especial a los partidos políticos, lo que me permite expresarme sin quedar bien con nadie. Como decía mi finado abuelo: “Este chico es muy huraño…”. Bue, chico ya no soy.
Estos días, antes de las fiestas, espero que muchos de los nuevos vecinos, por lo menos de Ingeniero Maschwitz, se adapten a nuestro pueblo. Me refiero que si el sábado pasado hubo una hermosa manifestación de murgas en el “politideportivo”, del que todos nos sentimos felices, hubo también muchachos medio-ricos encerrados en sí mismos casi enfrente diciendo: la cultura somos nosotros y no los que tienen olor a choripán (pero no los critico, les pido que no subestimen a las manifestaciones de cultura popular, que tantos años estuvieron prohibidas).
Por otro lado, camino a los barrios privados de Maschwitz, por la zona de La Pista, los automóviles van a velocidades siderales y no respetan a quienes van por allí desde hace años por la calle en carro, a pata o en bicicleta al barrio San Luis, pues desde que nací, en 1962, nunca hubo veredas allí. Muchos de estos nuevos vecinos consideran peligrosos a los que caminamos por el lugar.
No es pálida ni mala onda, pero es mi más cálido deseo que todos los mencionados anteriormente: tan culturosos, tan empilchados, tan bañaditos, aprendan a adaptarse a la diversidad.
Buenas fiestas pa’ todos.
Héctor Reguitti (Ingeniero Maschwitz)
