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Entrada la noche, la Cuerda de Tambores de Escobar hizo su presentación en la plaza Mitre.
Fueron muchísimas las personas que se congregaron este sábado 5 en la plaza Emilio Mitre, mate en mano, acudiendo a la convocatoria de la ONG Colectivo Cultural para celebrar el 101º aniversario de la localidad de Ingeniero Maschwitz.
Poco después de la hora de la siesta, los colores de las guirnaldas y los globos se mezclaban con la música latinoamericana y el olor de las facturas frescas donadas por varias panaderías del pueblo. Familias enteras que incluían abuelos y nietos se fueron adueñando de a poco de la plaza pública como no se veía en mucho tiempo, al menos para un evento festivo.
La tarde estaba dedicada a los chicos. Payasos y altos personajes en zancos sorprendían a los chicos, que llegaron a ser cientos. Los pequeños maschwitzenses se rieron a carcajadas con el espectáculo brindado por un titiritero de gran calidad llamado “Gota de Mate”, quién también hacía reír a los adultos con un sentido del humor ideológico que sin dudas espantaría a Mirtha Legrand.
Con la caída de la noche llegó la hora del cine. Se proyectó el corto “Abuela Grillo”, una animación excelente que resalta el valor del agua potable. Con ese marco, el Colectivo Cultural lanzó una campaña de junta de firmas para que se gestione la construcción de una red de agua potable y cloacas para todo el partido de Escobar.
La Cuerda de Tambores de Escobar potenció el espíritu carnavalesco de la jornada haciendo sonar su energía hasta que llegó uno de los momentos más esperados: la presentación de la varieté de humor a cargo de Quetrén, formada por artistas de la Varieté Sin Fronteras, una de las más prestigiosas de Zona Norte.
“Más de 600 personas”, de acuerdo con Ezequiel Tufró, el presentador del show, estuvieron reunidos en ese momento
“Hoy esto es posible gracias que ustedes están acá, gracias a que el Colectivo Cultural tiene este tipo de iniciativas, donde se convoca al pueblo a reunirse en la plaza por la cultura y para celebrar este feliz cumpleaños”, dijo Ezequiel a la muchedumbre, que lo despidió con una lluvia de aplausos.
La calidad de los espectáculos era elogiada por los vecinos. También se valoraba mucho el hecho de estar todos juntos en una plaza celebrando. Marta, una vecina y abuela, comentaba que “hacía mucho no se veía algo así. En la época de Patti se prohibió caminar por el pasto y el placero tocaba el silbato a las parejitas que se besaban. Nos habían mal acostumbrado. Está buenísimo esto de volver a darle vida a un espacio que es de todos”.
Luis Patti, siendo intendente, también había prohibido los carnavales. La presencia de la murga en el cumpleaños de su propio pueblo estuvo en duda hasta último momento porque las gestiones realizadas por el Colectivo Cultural recibieron respuestas negativas de parte de las autoridades. La ONG se unió a otras ocho organizaciones que sufrían la misma prohibición y marcharon reclamando la legalización de los carnavales.
Finalmente, la Municipalidad reconoció su error a través del jefe de Gabinete, Walter Blanco, y el espíritu carnavalero volvió para quedarse, porque “la cultura no se prohíbe, la cultura se vive”, señaló Marcos Federman, presidente del Colectivo Cultural, mientras su voz era tapada por la fuerza de la murga Los Chifladitos de Maschwitz, quienes entraron a la plaza desbordando alegría sana y contagiosa.
“¡Que viva el carnaval, que viva Maschwitz!” gritaron. Y el pueblo bailó.
