Cerca de 40 personas controlaron simultáneamente las principales entradas y salidas de vehículos por 50 minutos; cortaron los cables de comunicaciones que tenía el pueblo con otros; coparon la comisaría, secuestraron siete pistolas de diferentes calibres, cuatro revólveres, dos metralletas, cargadores, chapas y uniformes policiales; además, robaron tres millones de pesos de moneda nacional de aquellos años al Banco Provincia de Buenos Aires y mataron al cabo primero Fernando Sullings en ese atraco.
Aquella mañana amaneció soleada, como una más del invierno tranquilo que se vivía por esa época. Aunque algunos movimientos raros fueron percibidos por los vecinos de la zona que hacían las compras: “Eran mujeres muy modernas y llamativas, que vendían unas artesanías”, recordó un comerciante. Esas primeras visitantes fueron las encargadas de aprobar el ingreso del resto del grupo por intermedio de modernos walkies tolkies.
Cerca de la una de la tarde, una pareja se dirigió a la central de Entel, ubicada frente a la estación de trenes. Como era un horario de descanso, entraron por la vivienda lindera de los caseros haciéndose pasar como empleados de la empresa que estaban realizando un censo. Después de hablar un largo rato con la encargada de limpieza llegó otro supuesto empleado que le solicitó las llaves de la oficina principal. Así llegaron a cortar con un serrucho el cable central que comunicaba a Garín con las localidades vecinas.
La versión completa de este artículo se encuentra publicada en la edición de julio de DIA 32 (disponible en todos los puestos de diarios y revistas del partido de Escobar)
Fotografía e imagen: Archivo de La Nación